Las hojas de menta, más allá de ayudar a refrescar el aliento, pueden resultar notablemente beneficiosas para aliviar distintos síntomas de problemas digestivos, respiratorios y de la piel.
La menta es un aperitivo que alivia de forma inmediata las náuseas con sólo oler sus hojas rotas o su aceite. Su aroma activa las glándulas salivales de la boca y las que secretan enzimas digestivas, con lo cual ayuda a aliviar inflamaciones estomacales o indigestiones.
También funciona como antiséptico gracias a sus importantes propiedades medicinales, por lo que su jugo se utiliza para limpiar la piel y curar sus heridas o infecciones, al tiempo que la suaviza. Se puede aplicar también sobre picaduras de insectos que no sólo desinfecta, sino que también reduce su hinchazón. También mata los gérmenes de la boca y limpia la lengua y los dientes, siendo esta la razón (además de su agradable aroma) por la que hay tantos dentífricos con extracto de menta.
También cabe decir que el bálsamo de menta alivia dolores de cabeza al ser frotado en la nariz, la frente y las sienes; y que podría tener aplicaciones en los tratamientos contra el cáncer, ya que algunos estudios recientes demostraron que algunas enzimas presentes en la menta podrían ayudar a combatir las células cancerosas.