La hiedra es una conocidísima planta trepadora leñosa y siempre verde
que no parasita de otros vegetales, sino que se limita a apoyarse sobre
ellos. Puede vivir cerca de 400 años, y se le han atribuido numerosas
figuras místicas a lo largo de la historia.
Posee propiedades vasodilatadoras en pequeñas dosis, aunque en dosis mayores produce el efecto contrario, con lo cual podría ser beneficiosa para personas que busquen controlar la presión, siempre y cuando consulten con un especialista que les provea la dosificación adecuada.
Las cataplasmas hechas a base de hiedra ayudan a cicatrizar heridas, llagas, lastimaduras, alergias y raspones. No sólo repara los tejidos, sino que también disminuye el dolor. La infusión de hiedra aplicada en buches o gargarismos cura aftas, llagas e inflamaciones en las encías.
La hiedra aplicada en cataplasmas también ayuda a mantener la piel sana y fresca. No sólo restituye los tejidos, sino que también funde la grasa superflua, eliminando la celulitis. Es por esto y por sus propiedades emenagogas que se la considera una gran aliada de las mujeres.
Es muy buena para aplicar en caso de tener algún tipo de enfermedad en las vías respiratorias, ya que sus efectos antiespasmódicos disminuyen la tos y ayudan a bajar la fiebre, combatiendo los síntomas de un cuadro gripal.
Se conoce también que es ligeramente excitante actuando como tónico, aunque muchas personas la utilizan para regular sus ciclos de sueño.
Los frutos de esta planta no deberían consumirse, ya que se sabe que son tóxicos para el ser humano y algunos animales.
Posee propiedades vasodilatadoras en pequeñas dosis, aunque en dosis mayores produce el efecto contrario, con lo cual podría ser beneficiosa para personas que busquen controlar la presión, siempre y cuando consulten con un especialista que les provea la dosificación adecuada.
Las cataplasmas hechas a base de hiedra ayudan a cicatrizar heridas, llagas, lastimaduras, alergias y raspones. No sólo repara los tejidos, sino que también disminuye el dolor. La infusión de hiedra aplicada en buches o gargarismos cura aftas, llagas e inflamaciones en las encías.
La hiedra aplicada en cataplasmas también ayuda a mantener la piel sana y fresca. No sólo restituye los tejidos, sino que también funde la grasa superflua, eliminando la celulitis. Es por esto y por sus propiedades emenagogas que se la considera una gran aliada de las mujeres.
Es muy buena para aplicar en caso de tener algún tipo de enfermedad en las vías respiratorias, ya que sus efectos antiespasmódicos disminuyen la tos y ayudan a bajar la fiebre, combatiendo los síntomas de un cuadro gripal.
Se conoce también que es ligeramente excitante actuando como tónico, aunque muchas personas la utilizan para regular sus ciclos de sueño.
Los frutos de esta planta no deberían consumirse, ya que se sabe que son tóxicos para el ser humano y algunos animales.